La región que hoy
conocemos como la Toscana, fue la cuna de la civilización etrusca, conocida
como Etruria. Su historia abarca desde del siglo VIII hasta el III a.C., siglo
en el cual sucumbieron ante el poderío creciente de Roma.
Destacar que pese a la
gran inventiva de los autores romanos para conformar una mítica fundación de la
ciudad eterna, la arqueología nos revela que Roma comenzó siendo un
asentamiento etrusco en la región del Lacio, donde los primeros reyes fueron etruscos
hasta la implantación de la República romana.
Las fuentes sitúan a
los etruscos como un pueblo autóctono de la península itálica, el cual
consiguió una gran importancia gracias a la explotación y control del comercio
del metal en el Mediterráneo, esto les hizo entrar en contacto con otros pueblos
de los cuales se influenciaron a la hora de desarrollar su arte (puntualizar
que los pueblos antiguos no entendían el arte como lo entendemos hoy, eran
objetos fabricados para un fin).
Una de las esculturas más
célebres del arte etrusco es la Quimera de Arezzo. Se trata de un bronce a la
cera perdida, que representa a un monstruo perteneciente a la mitología griega
(mitología asimilada por etruscos y romanos), la cual contaba con tres cabezas,
una de león, otra de serpiente y la tercera de cabra. Su mito está ligado al
del héroe Belerofonte, el cual a lomos de su caballo alado Pegaso consiguió
vencer al monstruo.
Quimera de Arezzo, Museo Arqueológico de Florencia. |
Son numerosos los
autores antiguos que hacen referencia a este ser mitológico, por lo que existen
versiones diferentes. En esta versión etrusca observamos a una agresiva
Quimera, con cuerpo y cabeza de león, cola de serpiente y con un prótomo de
cabra emergiendo de un lateral del torso del felino.La escultura posiblemente
represente el momento de la lucha con Belerofonte, ya que la Quimera se
encuentra herida, fruto de una primera acometida del héroe. Por este motivo se
cree que formaría parte de un conjunto escultórico, junto a Belerofonte a lomos
de Pegaso, pero estas esculturas no aparecieron. Otra hipótesis la sitúa como
guardiana de alguna tumba etrusca; a decir verdad, la arqueología no ha conseguido desvelar cuál fue
su función en el contexto de su creación, en el siglo IV a.C.
Detalle, la serpiente mordiendo un cuerno de la cabra. |
La escultura se encontró
sin la cola de serpiente, esta es fruto de una restauración del siglo XVIII y
es por esto probablemente,por lo que erróneamente la serpiente muerde el cuerno de la cabra
en vez de mostrar una actitud agresiva ante el inminente ataque de Belerofonte.
Fue a mediados del
siglo XVI cuando se encontró la escultura en la ciudad de Arezzo (la antigua
Arretium etrusca), en el año 1553, mientras se llevaban a cabo unas obras en la
muralla de la ciudad. En ese momento la Toscana se había convertido en un gran
ducado gobernado por Cosme I de Medici, el cual reclamó para su colección la
escultura encontrada, llevándosela a Florencia, donde la colocó en su
residencia, el Palazzo Vecchio.
Los Medici, desde su
fundador Cosimo de Medici “el viejo” (1389-1464), primero en emplear la palabra
Museo para definir su colección, fue una familia que destacó por su mecenazgo y
afán de coleccionismo de objetos artísticos. Esto fue heredado por Cosme I
(1519-1574), el cual siguió aumentando las colecciones de su familia, poniendo especial
interés en el arte etrusco, ya que era un arte propio de la Toscona, empleándolo
como medio para reivindicar su arte respecto a Roma.
Fue Cosme I de Medici quien
encargo en 1559 a Giorgio Vasari la construcción del edificio de los Uffizi en
la ciudad de Florencia, considerado como el primer edificio proyectado para ser
un museo (1560-1580). Una vez concluido el edificio se instalaron allí las colecciones
de la familia Medici. La Quimera fue una de las piezas que se trasladó al nuevo
edificio, donde residió hasta que en 1870 fue llevada al recién inaugurado Museo Arqueologico de Florencia, donde hoy continúa.
Francesco I de Medici
(1541-1587), fue el que decidió plantear la galería como exposición al público.
Visitada por primera vez por un selecto grupo en 1582. No fue hasta 1769 cuando
la Galería Ufizzi abrió sus puertas
oficialmente al público.
Bibliografía
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Fdo.: Nerea Barquin Arbeiza