jueves, 10 de marzo de 2016

Los Mármoles de Elgin en el Museo Británico



Por distintos motivos el departamento de antigüedades griegas y romanas de este museo es de enorme importancia en numerosas cuestiones, no solo por las piezas reunidas y expuestas, ni por la relevancia e importancia de estas, también por las reclamaciones legales y las negociaciones políticas y diplomáticas, temas muy actuales aún hoy en día.

Este museo recoge más de la mitad de las esculturas que decoraban el Partenón. Los conocidos como mármoles de Elgin son los frisos que se conservan en el museo británico, por el nombre de Thomas Bruce, conde de Elgin.  Recoge hasta 75 metros de los casi 160 del friso original, 15 metopas y 17 figuras o fragmentos de los frontones.  La colección llegó al museo entre 1801 y 1805 tras su retirada del Partenón por orden de Thomas Bruce y se exponen desde 1939.



  Desde principios de los años 80 el gobierno griego ha dudado de la legalidad de esta exposición exigiendo su devolución y reclamando lo que creen de su propiedad. Este conjunto de mármoles fue comprado por el gobierno británico en 1816 y forman parte de su amplia colección. Grecia se ofreció a realizar un pacto con esta institución conformándose con una devolución temporal de estas obras, para reunirlas en Atenas y entregando a la institución británica una selección de su mejor arte clásico, permitiendo al museo londinense cambiar anualmente los objetos en exposición. Pero el museo Británico ha negado una y otra vez estos pactos, con motivos como la contaminación a la que se expondrían estas piezas o el precedente que representaría esto a nivel mundial.

Estas cuestiones no logran deslucir ni mucho menos el enorme valor artístico y cultural que supone este conjunto de arte. Cerca del 65% de las esculturas originales del Partenón sobreviven y se encuentran en museos de toda Europa. La mayoría de las esculturas se dividen entre el Museo de la Acrópolis en Atenas y el Museo Británico de Londres, mientras que otras de las obras de gran valor también están en manos de otros grandes museos europeos, como el Louvre y el Vaticano.

  Como cierre de estas disputas pudimos leer en la publicación del periódico “El Mundo” las declaraciones del director del Museo Británico, Neil Macgregor, ‘‘hasta la fecha nos han dejado muy claro que no las devolverían, y ése ha sido siempre el final de la conversación’’.

  Me gustaría resaltar cómo llegaron estas obras a Inglaterra, pues fue el propio Sultán en 1801 sobre el que recaía la responsabilidad, el que permitió el traslado de cualquier inscripción o escultura que no interfiriera con la obra o los muros de la ciudadela. Lo cual permitió a Elgin el saqueo del Partenón. Extrajeron esculturas que fueron transportadas por un carro de cañón de mano de los marineros y el temor a que los franceses reprimieran este acto impulsó al  rápido embarque de estas obras el 26 de Diciembre de este mismo año. Estos actos continuarían hasta el 1817.

Lo más triste de esta historia no es la desubicación de las obras, sino el maltrato sufrido en sus transportes y peor aún, el descuido que supuso su abandono en cobertizos y jardines de la casa de Elgin. Pues no sería hasta 1816 cuando se “formalizó la compra” por parte del gobierno inglés y se inició su cuidado especial para una correcta exposición.
       

Firmado: José Antonio Marqués Domenech

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