miércoles, 23 de marzo de 2016

Los Relieves y Esculturas que encontramos en el templo funerario de Mentuhotep II: Así como otras esculturas de su reinado.

La grandeza del plano de Mentuhotep, que sufrió una serie de alteraciones durante el curso de su reinado, también puede haber estado influido por lo que sus artesanos y él vieron al norte. Hay una nueva extensión en el tratamiento de los relieves del deambulatorio en torno a la base de la pirámide o altar de techo plano, mientras que el tema del rey como esfinge o grifo hollando a sus enemigos se derivó de un templo de una pirámide del Reino Antiguo.

El tipo de relieve de las épocas anteriores al reinado de Mentuhotep continuó en su reinado con relieves con superficies muy redondeadas y un modelado de tratamiento amplio los escultores lo usaron en los santuarios de Denderan  y en un monumento de Gebelein. También se va a encontrar en los santuarios de las damas de la casa en la parte posterior del templo de Mentuhotep. Como parte de la primera construcción acometida en Deir el-Bahari. Después se acoplaran al muro entre el deambulatorio y el patio.

Relieves de estilo similar aparecen en la capilla de la Reina principal de Mentuhotep, Neferu, que fue otra de las primeras obras del reinado. Estaban esculpidos en la mampostería que recubría una cámara excavada en la roca, situada sobre la cripta de enterramiento pintada. Los fragmentos destrozados pueden unirse en parte para formar una procesión de damas dándose la mano que se encontraban en uno de los muros. Las figuras son muy altas y delgadas, desproporcionadamente largas de los pies a la cintura.

Relieves de la capilla de la Reina Neferu en Deir el Bahari.
En las decoraciones de los sarcófagos de piedra procedentes del templo de Deir el-Bahari  existen variaciones en estilo y factura. Los huecorrelieves de los ataúdes de Kawit y Aashayt se parecen a los de la capilla de Neferu y Jeti. La escena del tocado esculpida en huecorrelieve sobre el ataúd de Kawit muestra, al igual que en los relieves pronunciados, una concentración de detalles, muy exigentes, en algunas partes mientras que en otras se dejan con las superficies planas y lisas. Los rostros tratados con rigor son una muestra de épocas anteriores, al igual que las extremidades alargadas y esbeltas, se acentúan las ventanas de la nariz y los labios, mientras que el ojo rasgado se vuelve hacia el lacrimal. El equilibrado diseño de los dedos de la sirvienta, mientras trenza el cabello levantado por un alfiler, y la exageración similar de la mano con la que la dama sostiene un cuenco con leche muestran cuanto ha penetrado el espíritu precedente en el Alto Egipto.

Los escultores que debieron de trabajar en el reinado de Mentuhotep dieron amplitud al estilo en los delicados relieves del deambulatorio, en torno a la pirámide o altar plano y los pórticos inferiores del templo de Deir el-Bahari. Por desgracia estas escenas que mostraban, un ave del Nilo, una caza en el desierto, actividades en la tierra del pantano y una vivida representación de una batalla, se han roto en fragmentos tan pequeños que las composiciones no pueden restaurarse y su posición mural es incierta. Difieren en estilo de los huecorrelieves de arenisca del patios situado en la parte posterior del templo y las figuras con un dibujo en altorrelieve más estricto sobre los muros de la mampara de piedra caliza del altar colocado en la sala columnada de detrás. Muestran amplias masas de bajorrelieve con líneas muy amplias y menor recurso al detalle nimio. Este estilo se refleja en las pinturas y relieves de la tumba de Dagi, un Visir de Mentuhotep II.

También decir que en el templo funerario de Deir el-Bahari encontramos una escultura sedente totalmente, la estatua de Mentuhotep II, que apareció completamente envuelta en cinta, porque  se había efectuado un ritual sobre ella y por eso mismo adquiere un sentido especial que va más allá del sentido figurativo.
Estatua Sedente de Mentuhotep II.

El faraón aparece sentado, y vestido con el traje del jubileo, un manto corto del que apenas asoman sus manos cerradas, lleva la corona roja del Delta y se encuentra pesadamente sentado sobre un trono cúbico. Los colores conservados le dan a la estatua una mayor vivacidad (no en un sentido naturalista). También aquí, las formas cerradas y la armonía de sus diferentes partes, podrían hacer pensar en una influencia de los modelos menfitas, pero, sin embargo, el tono ha cambiado: el análisis de la anatomía del rostro y del cuerpo manifiesta que se ha querido insistir en el peso físico, dejando de lado el contrapunto intelectual a favor de la observación puntual de la realidad que marca y anima las obras menfitas.


Este mismo peso y esta misma magnificencia se vuelven a manifestar en otro conjunto de imágenes del faraón (Mentuhotep), que aparece de pie, ataviado con el mismo vestido, que decoraban la avenida de acceso al conjunto funerario.

Bibliografía: 

- GRIMAL, N. Historia del Antiguo Egipto, Akal, Madrid 2004. 
- MÁLEK, J. Y BAINES, J. Egipto: dioses, templos y faraones, Ediciones Folio, barcelona, 2000.

- STIVENSON SMITH S. Arte y Arquitectura del Antiguo Egipto, Cátedra, Madrid, 1998. 

Firmado: Diego Alfageme Laín.

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